Seguro que alguna vez has oído hablar de nuestro niño interior, ese niño que fuimos antes de convertirnos en "adultos responsables" a los ojos del mundo. Ese niño interior es, en mi opinión, nuestra esencia más pura y guarda en nuestro interior nuestras actitudes, sentimientos y valores de cuando éramos pequeños, pero también esa la parte más inocente y vulnerable de nuestra esencia.
Ese niño interior que todos tenemos, seamos consciente de ello o no, también necesita amor y aceptación para que nosotros, como adultos, podamos sentirnos plenos y en ocasiones puede ser necesario sanar sus heridas. Aunque en el momento de hoy, no tenía intención de hablar de la necesidad de sanación de nuestro niño, si no en la importancia de abrazarlo, dejarlo que salga a jugar y de mimar y cuidarlo, para que a su vez nos ayude al adulto que somos a recuperar la ilusión, la creatividad y la autoconfianza que teníamos de niños para reconocer y conectar con nuestra verdadera esencia.
¿Ya has dejado que tu niño interior salga a jugar hoy?
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