martes, 8 de octubre de 2024

Cuando el universo conspira contra ti

 

Foto de Nataliya Vaitkevich: https://www.pexels.com/es-es/foto/cuaderno-boligrafo-desayuno-naturaleza-muerta-10060570/

¡Socorro! Llevo varias semanas intentando compartir alguna de mis idas y venidas en los blog y no hay manera. ¿La razón? Una cadena, que parece interminable, de eventos y situaciones dignas de una buena sit-com y a medida que van pasando los días ya empiezo a pensar que los astros se han podido alinear para mantenerme alejada del teclado y la pantalla durante una temporada y que mi querido amigo Murphy ha decidido recordarme sus leyes.

Cuando hacia el final de la semana pasada ya por fin parecía que iba a poder dedicarle un rato a escribir, justo después de sentarme en frente del teclado para empezar a darle con ganas, una taza de té en mi escritorio, mis notas desplegadas ante mi y la inspiración fluyendo a borbotones, ¡zas! ¡El teléfono! Mi hermana llamando con una pequeña crisis existencial que por lo visto solo yo podía resolver. Una hora al teléfono, dos tareas de “rescate” y tres intentos fallidos de volver a concentrarme en dejar fluir la inspiración, ese día ya no había nada que hacer.

Al día siguiente mi plan parecía perfecto. Iría a hacer la compra del fin de semana, nada, un par de horas y a la vuelta me sentaría un rato al pc y tranquilamente plasmaría mis cosas. Ese era el plan, pero como es bien sabido, una cosa es el como planeamos que sean las cosas y otra cosa muy distinta es como salen al final. Pero, a lo que iba, lo que yo pensaba que iban a ser un par de horas, terminó siendo todo el día, de tienda en tienda, parando a tomar un café y parando en casa de un familiar a dejar una cosa que me había pedido de una de las tiendas a las que iba, total que cuando volví a casa ya eran las diez de la noche y, sinceramente, no me apetecía sentarme a escribir. 

No pasa nada, total, al día siguiente, domingo, tendría todo el tiempo del mundo para ser creativa. Al menos eso pensaba yo, pero de nuevo no había contado con mi amigo Murphy, quien hizo que el domingo fuera de todo, menos tranquilo, con lo cual pasó en un abrir y cerrar de ojos, pero por supuesto que sin un atisbo de post a la vista.        

Pero como una tiene cierto rasgo de cabezonería, aquí estoy, intentando escribir  este blog post inasequible al desaliento y preguntándome si el universo está tratando de decirme algo. ¿Debería rendirme y aceptar que hoy tampoco es el día? ¿O debería tomar este desafío como una señal de que debo persistir, contra viento y marea? Bueno, la verdad es que no tengo una respuesta clara. Pero lo que sí sé es que, a pesar de todas las conspiraciones y obstáculos en mi camino, aquí estoy, escribiendo y eso ... ya es un comienzo.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                            



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