Dicen que los gatos son muy suyos y hay quien en ocasiones utiliza ese calificativo de con cierta connotación negativa. Como buena mami de dos gatos, siempre que escucho eso no puedo evitar matizar que más que "muy suyos", los gatos son muy especiales. Por algo los antiguos egipcios, entre otras culturas, vieron a los gatos como criaturas de gran valor espiritual conectados con la divinidad y otro día, en otro post, ahondaré en los gatos a lo largo de la historia.
De lo que venía a hablar en este post, es de una gata que, hace unos días, decidió adoptar a mi hermana. Si, si, habéis leído bien, el gato en cuestión de nombre Princesa, decidió hace pocos días aparecer en el balcón de mi hermana a la hora de comer con un sonoro "miau". Princesa ya hacía al menos un par de años que ronda el vecindario y todos estábamos convencidos de que ella vivía en la casa de un vecino que siempre ha sido un poco "especialito" y con el que ninguno de los demás vecinos ha querido tener mucho contacto precisamente por su forma de ser.
Mi hermana, aunque es muy amante de los animales, jamás ha tenido gatos siempre ha sido una persona que tiene muchísimo "feeling" con casi cualquier perro, pero hasta el momento yo no había conseguido despertar en ella la curiosidad de conocer un poco mejor el fascinante carácter gatuno. Tal y como iba contando, hace unos días Princesa decidió hacer acto de presencia a eso de la hora de comer en el balcón de casa mi hermana (es un balcón en un primer piso en una urbanización de bungalós altos y bajos) con un sonoro y largo "miau". Ese miau era claramente un miau de hambre, por lo que mi hermana , que a buen corazón no hay quien la gane, decidió partir un poco de la carne que se estaba preparando en un platito aparte para Princesa quien lo devoró cual aspiradora de comida. Al día siguiente, por lo visto, se repitió la escena, pero esta vez con atún.
No requiere de mucha imaginación para suponer cual es la continuación de esta historia. Después del atún y ya viendo que los "miaus" a la hora de comer se estaban empezando a convertir en una rutina mi hermana empezó a comprar comida de gatos y aunque a todo aquel que la quisiera escuchar (o que hiciera algún comentario jocoso) le espetaba un sonoro "¡Que no es mi gato!
Pero a medida que pasaban los días, y de ahí el titulo de este post, los maullidos de princesa ya no eran solamente de hambre. Poco a poco empezaron a ser más bien maullidos de exigencia y no tardó mucho Princesa en descartar la comida que no fuera de su agrado, educando a la humana cual gata gourmet para que no solamente se dedicara a alimentarla, si no a alimentarla adaptándose a sus preferencias. Y en honor a la verdad he de decir que por ahora va ganando Princesa por puntos. ¿El final de la historia? ... Aunque todavía sea un final abierto, las probabilidades de que la gata gourmet pase a formar parte de la manada, son bastante altas 😅
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