martes, 21 de enero de 2025

Ahora me enfado y no respiro

 


Me da mucha curiosidad esa gente que parece que está permanentemente enfadada con el mundo, con la vida, con todo y todos los que los rodean. Da lo mismo el día, la hora o la ocasión; siempre que los ves, tienen el ceño más fruncido que una pasa. ¿Alguien sabe que les pasa?  Y ojo, no me refiero a esos enfados puntuales que todos tenemos alguna vez porque se nos ha acabado el pan cuando la tienda ya ha cerrado o porque hemos pisado un charco mientras corríamos detrás del último autobús que, por supuesto, se nos ha escapado. No, no, me refiero a los “profesionales del enfado”, esa gente que parece haber sacado un máster en gruñir y una licenciatura en miradas asesinas. 

Están por todos lados, les preguntas algo y te contestan como si acabaran de pisar una pieza de Lego con el pie descalzo. Haces algo bien y de buen humor y te miran como si les hubieras robado el oxigeno. Pides un café en la barra de tu cafetería preferida y ahí están, bufando y resoplando porque el camarero ha tardado dos segundos más de lo que esperaban en ponerles lo suyo. Y lo más curioso es que a menudo no parece haber una razón clara para tanto malhumor ¿Con qué están enfadados? ¿Con todo? ¿Con nada? ¿Están a dieta estricta? ¿Han hecho un pacto con un duende amargado? La verdad, no lo sé, pero siempre me he preguntado cómo será vivir con esa constante nube negra encima de tu cabeza. Estar todo el tiempo al borde del “ahora me enfado y no respiro” debe de ser muy agotador ¿No?

Ahora, lo malo no es que estén enfadados, que también, si no que tienden a convertir ese malhumor constante en un deporte de equipo, como si dijeran “Si yo estoy enfadado, tú también vas a estarlo, aunque te creas que es el mejor día de tu vida”. Y es ahí donde entramos los demás, las pobres victimas colaterales de su guerra contra el mundo, Da igual que tu entres a escena con tu mejor sonrisa y de un humor excelente, a la que te descuidas, ellos te lo barren de un soplido y te arrastran a su mal rollo. Y oye, que yo puedo entender que todos nos enfadamos alguna vez sin motivo real, pero una cosa es tener un mal día y otra, muy distinta es ir por la vida repartiendo amargura como si fuera pan recién sacado del horno. 

Entonces ¿Qué hacemos con ellos? Podríamos intentar solucionarlo, preguntarles si podemos hacer algo por ayudarlos o quizá regalarles un vale para un spa (aunque sospecho que probablemente también gruñirían por eso). Pero, siendo realistas, no está en nuestras manos arreglar su ceño fruncido. La vida ya tiene suficientes batallas como para intentar combatir a un ejercito de enfados ajenos, a pesar de que algunas veces intento obsequiarles con una sonrisa cálida y sincera. ¿Funciona siempre? No, pero bueno, si consigo que la cara se les suavice un milímetro, ya es una pequeña victoria.

Sinceramente, lo que pienso es que la vida ya puede ser lo bastante complicada como para que ocupemos nuestro tiempo, que es muy valioso, en buscar excusas para enfadarnos más y más. Que bastante nube negra tenemos ya encima con las facturas, los atascos y los días en los que no te sale un café decente ni por casualidad. Ríete más, enfádate menos y sobre todo no pagues tu enfado con los demás.    

4 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo contigo, no entiendo tampoco ese tipo de personas que siempre están de mal humor. Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. No es sólo que siempre están de mal humor, Nuria, peor que eso, llevo a los que intentan pagar su frustración con quien se cruce en su camino.

    ResponderEliminar
  3. Creo que la
    culpa ,es de
    la sociedad
    en la que
    estamos .

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No sé si estás en lo cierto Orlando. Ser amable y no pagar el enfado propio sobre otras personas, al fin y al cabo está en cada uno de nosotros, no la sociedad. Interesante punto de vista, no obstante.

      Eliminar

El valor de las pequeñas cosas

Cuando voy de camino al trabajo, al menos ahora en los meses de verano, prácticamente todas las mañanas y durante un pequeño trecho del cami...