jueves, 16 de octubre de 2025

Dia internacional del jefe

Para los que alguna vez se asoman por aquí, seguro que nos es ninguna novedad que de vez en cuando para mis posts tiro de los llamados "días internacionales" cuando alguno me llama la atención, me parece curioso, divertido o importante (aunque sé que la mayoría lo son para alguien).. 

Y, hablando de días internacionales, iba yo tan tranquila a trabajar esta mañana a trabajar y ganarme el plato de lentejas, cuando en la radio escuché que hoy, 16 de octubre, es entre otros días internacionales  "El día internacional del Jefe"

La historia de ese día internacional es, cuanto menos curiosa. La creación de ese día y precisamente en esta fecha, se dice que se debe a un descuido de Patricia Bays Haroski que en 1958 trabajaba de secretaria en la State Farm Insurance Company en Illinois (Estados Unidos)y, saturada de trabajo, ese día olvidó el cumpleaños de su padre, que resultó ser también su jefe. Para compensar el olvido, al día siguiente registró "El día internacional del Jefe" en la sede de la Cámara de Comercio de Estados Unidos: Petición que fue aprobada cuatro años más tarde por el gobernador de Illinois. 

De mi propio jefe tengo que decir que, aunque tiene sus cosas (como todo el mundo) en el fondo no me puedo quejar de jefe. 



 



lunes, 22 de septiembre de 2025

El mito del "momento perfecto" para empezar


Hoy me ha dado por reflexionar sobre esa tendencia que tenemos a esperar a que llegue ese momento perfecto para empezar con algo. ¿Cuántas veces nos hemos prometido a nosotros mismos que el lunes empezamos con la dieta y que a partir de enero (o de septiembre) nos pondremos en serio con lo ir al gimnasio? ¿Por qué nos empeñamos en que todos los planetas tienen que estar perfectamente alineados para empezar con ese proyecto que llevábamos tanto tiempo rumiando? 

De alguna manera caemos una y otra vez en esa treta del calendario que nos hace creer que días mágicos que nos darán la motivación y energía necesaria con un sólo movimiento de varita. Estamos convencidos de que ese uno de enero o el inicio de una nueva semana nos otorgarán una especie de "borrón y cuenta nueva". Pero en el fondo es una trampa, reconfortante porqué nos la la ilusión de control, pero trampa al fin y al cabo. Por mucho que procuremos autoconvencernos de que será más fácil y no habrá ni obstáculos, ni distracciones, ese momento perfecto no existe. 

La vida no se va a detener para darte el espacio que tu crees necesitar para empezar. Los comienzos no van así, son torpes, ruidosos y a menudo completamente desordenados. Pero ¿Y qué? 

¿Quieres empezar a hacer ejercicio? Hazlo sin importar si es un martes de mayo, no esperes a que sea un lunes o a que comience septiembre. 

¿Quieres aprender algo nuevo? Probablemente tengas tu primera sesión de estudio con la casa patas arriba y las notificaciones del móvil sin parar de sonar ¿Y qué? 

¿Has decidido que quieres comer más sano? Quizás empieces un jueves y cuando te vas a preparar tu primera comida saludable te des cuenta de que te faltan algunos ingredientes. 

La parte realmente importante no es la perfección, si no el comienzo. Conseguir dar ese primer paso sin importar lo que creemos es caos. 

¿Qué tal si en lugar de esperar el "momento perfecto" aceptamos que a veces también hay desorden?

Aceptemos el desorden. Admitamos que la vida puede ser caótica: Si no tenemos un lienzo en blanco para empezar, podemos pintar sobre el que tenemos.  

Celebremos también los pasos pequeños, empecemos con algo diminuto y no nos exijamos perfección desde el principio. ¿Qué hoy sólo has podido caminar 10 minutos? ¡Genial! Has escrito un párrafo? ¡Estupendo, por algo se empieza! No olvides que cada pequeño detalle cuenta. 

Sea lo que sea, hoy es ese "momento perfecto" con todo su desorden y todas sus imperfecciones. Deja de esperar a que sea el momento ideal o de vincularlo a una fecha determinada.. En este preciso instante, es cuando tienes la oportunidad de empezar, de intentarlo y si fallas, de aprender. 

Ten en cuenta que los comienzos torcidos muchos son los más valiosos. No están construidos de ilusiones sin más, si no de valentía.. Son una declaración de que estás dispuesto a avanzar independientemente de las circunstancias.

Así que, si estás esperando el momento perfecto para empezar con algo, déjame decirte con mucho cariño, que ya está aquí. 

lunes, 18 de agosto de 2025

El valor de las pequeñas cosas



Cuando voy de camino al trabajo, al menos ahora en los meses de verano, prácticamente todas las mañanas y durante un pequeño trecho del camino voy directamente hacia un amanecer precioso que parece de decorado de película a o de prospecto retocado de agencia de viaje. En el punto exacto en el que ese amanecer se ve de forma más espectacular, no puedo parar el coche sin que estorbe para capturar esa imagen y compartirla con vosotros, así que en mi día libre decidí subir a la terraza del edificio en el que vivo a la hora clave para daros al menos una idea sobre esa belleza de la mayoría de las mañanas. 

Yo no sé vosotros, pero para mi esa salida del sol antes de empezar mi jornada laboral, es uno de esos pequeños detalles y placeres que a diario nos ofrece la vida. 

Dice el refranero popular, que es muy sabio, que la vida está llena de grandes momentos que en la mayoría de las ocasiones nacen a raíz de un cúmulo de muchas pequeñas cosas. Y es verdad que los grandes momentos los solemos celebrar por todo lo alto, nos alegran el día, pero ¿y las pequeñas cosas? ¿Realmente les prestamos la atención que se merecen? 

Un amanecer de esos que te acarician la vista.
Una nube con forma curiosa.
Un arco iris después de la lluvia. 
Esa canción en la radio que tan buenos recuerdos nos trae. 
Compartir un café con alguien especial. 
Una sonrisa sincera. 
Un aroma que siempre nos ha gustado.
Que nos sorprendan con nuestro postre favorito.

En esa lista realmente cabe cualquier cosa que nos haga sonreír. Y es que son tantas las pequeñas cosas que vemos y nos suceden a diario y a las que apenas les prestamos atención cuando en realidad la merecen. Empecemos a ir por nuestro día a día con los ojos más abiertos, démonos cuenta de esas pequeñas cosas y celebremos y disfrutémoslas..   

sábado, 19 de julio de 2025

¿Y si...?


Andaba yo hoy navegando por las profundidades de internet, sin rumbo fijo pero quizás inconscientemente en busca de inspiración para escribir en el blog cuando me topé con la pregunta “¿Y si …?”. Es una pregunta simple, pero con un sin fin de posibilidades, una pregunta que puedes llevar desde lo más trivial, hasta lo más profundo y convertirla en la llave maestra para desbloquear la creatividad e imaginación. 

“¿Y si …?” parece una pregunta sencilla, casi humilde, pero a la vez puede ser muy compleja y muy poderosa. Todos en algún momento nos hemos enfrentado a ella, nos hemos preguntado que hubiera pasado si en un momento dado hubiéramos tomado otro camino, si hubiéramos dicho otra cosa o donde estaríamos ahora si hubiéramos … Aunque hoy, más que a un terreno reflexivo,  prefiero llevarme la pregunta “¿Y si …?” al terreno de la inspiración, cómo si fuera un juego. Vamos a dejar volar nuestra imaginación y vislumbrar las posibilidades que puede abrir esa coletilla en forma de pregunta. 

Hoy te invito a jugar conmigo a “¿Y si …? 

¿Y si el cielo fuera de color naranja? 

¿Te imaginas que en lugar de azul, el cielo fuera de color naranja como en un atardecer continuo con nubes que parecieran algodón de azúcar? Me lo imagino precioso, cálido ...

¿Y si nuestros compañeros peludos pudieran hablar? 

Imagínate una charla con tu perro sobre sus aventuras en el parque, una charla filosófica con tu gato o que pudieras preguntarle a tu hámster que opina sobre tu nuevo corte de pelo. La de charlas divertidas y quizás situaciones incómodas que podrían salir de ahí … 

¿Y si tuviéramos una máquina del tiempo? 

 ¿Adónde irías? ¿A conocer a los dinosaurios en directo? ¿Al antiguo Egipto quizá? ¿ O preferirías viajar al futuro para ver si al final hemos ido a mejor o a peor? Yo desde luego, creo no me limitaría solamente a una época, hay tantas que me gustaría conocer más allá de los libros de historia.

¿Y si pudiéramos tener un superpoder? 

¿Cuál te gustaría tener? ¿Volar? ¿Ser invisible? ¿Leer la mente? Se me ocurre alguno … y no está entre estos que he nombrado. 

¿Y si el tiempo no existiera?

¿Cómo sería nuestra vida si el tiempo no existiera? Sin prisas, disfrutando de cada momento sin mirar el reloj, sin poner ninguna alarma antes de irnos a dormir. Aunque eso también afectaría a los momentos menos agradables … Realmente éste podría ser un “¿Y si …?” de doble filo. 

¿Y si … ?

Esta inocente pregunta, como ves, puede abrirnos un todo un mundo de posibilidades, ayudarnos a dar rienda suelta a nuestra imaginación, a nuestra creatividad. En este pequeño juego he planteado preguntas aparentemente absurdas, pero si lo piensas bien, por absurdas que puedan parecer, en el fondo nos invitan a reflexionar sobre lo que nos rodea, aunque sea tomando aparentes absurdeces como punto de partida. 

Porque qué es la realidad? ¿algo fijo e inamovible? Yo creo que no, que la realidad puede ser mucho más flexible de lo que creemos si no tememos pensar diferente a veces (lo que en inglés sería “to think outside the box”), no pensar siempre de la manera convencional. Es más, bien combinada con el “¿Y si …? adecuado, está repleta de ideas por nacer, como un lienzo en blanco esperando que lo llenemos de color. Cómo habría dicho mi madre (que era una mujer bastante sabia y un tanto adelantada a su época) “nuestra imaginación es el límite” y si queremos, podemos hacer que ese límite se expanda. 

Así que, la próxima vez que estés bloqueado, sin saber que escribir, hacer o incluso pensar, recuerda esta pregunta que puede ser la llave que abra la puerta a un mundo de nuevas ideas: 

“¿Y si …?”

¿Te animas a jugar conmigo a “¿Y si …?”. 

Puede que al hacerlo descubras algo nuevo sobre tí mismo o que simplemente te diviertas. Simplemente juguemos con nuestras ideas.

domingo, 4 de mayo de 2025

¡Madres, Madrazas, y Madrísimas! ¡Este día de la madre, celébremoslas a TODAS!

 



Hoy, al menos en España, se ha celebrado el día de la madre. Vaya por delante que a mi eso de que haya “un día de … quien sea”, no es que realmente me convenza. A ver, no nos entendamos mal, está genial que dediquemos un día a homenajear a alguien especial, madre, padre, enamorados … lo que queráis, siempre y cuando ese vínculo especial, ese homenaje que nace del respeto y del cariño, también esté presente durante los 364 días restantes del año. Habiendo aclarado esto, ya puedo tranquilamente pasar a felicitar a todas esas mamas y rendirles un pequeño (o no tan pequeño) homenaje a esas mujeres que nos dan la vida... ¡y a las que nos la hacen más divertida!

Empecemos por las clásicas, las originales, las que nos parieron (literalmente). Esas señoras que, a pesar de nuestros momentos rebeldes (¡todos los hemos tenido!), nos siguen queriendo con locura. Esas que nos dan consejos (aunque no siempre los pidamos), nos preparan la comida (aunque a veces no nos guste), y nos regañan (¡ay, las regañinas!). A ellas, las madres biológicas, ¡un aplauso enorme! Por aguantarnos, por cuidarnos, y por ser las primeras en enseñarnos a besar el mundo.

Pero, pero, pero … ¡Alto ahí! ¿Acaso el amor materno solo se limita a la genética? ¡Para nada! La maternidad es mucho más que eso, es una actitud, una forma de ser … y aquí es donde entran en juego las madres del corazón, esas que, sin haber dado a luz, nos han dado todo su amor, apoyo y cariño. Y para ellas también va este homenaje. Para esas tías, abuelas, madrastras (que no siempre son como en los cuentos … malas, malísimas) , madrinas e incluso esas “amigas-madre”

Así que, espero que este día de la madre hayáis abrazado a todas esas mujeres que os han hecho sentir queridos y cuidados, que les hayáis dicho cuanto las queréis, les hayáis dado las gracias por todo lo que hacen por vosotros . En definitiva, que las hayáis celebrado como se merecen. Pero no sólo hoy, si no todos los días.

¡Y ahora, a celebrar! ¡Un besazo enorme a todas las madres del mundo! ¡La vida es una fiesta, y las madres son las mejores anfitrionas!

jueves, 1 de mayo de 2025

Momento de flores

Hoy me han mimado especialmente. Además de con excelente compañía, me han obsequiado con unas preciosas flores. 





martes, 21 de enero de 2025

Ahora me enfado y no respiro

 


Me da mucha curiosidad esa gente que parece que está permanentemente enfadada con el mundo, con la vida, con todo y todos los que los rodean. Da lo mismo el día, la hora o la ocasión; siempre que los ves, tienen el ceño más fruncido que una pasa. ¿Alguien sabe que les pasa?  Y ojo, no me refiero a esos enfados puntuales que todos tenemos alguna vez porque se nos ha acabado el pan cuando la tienda ya ha cerrado o porque hemos pisado un charco mientras corríamos detrás del último autobús que, por supuesto, se nos ha escapado. No, no, me refiero a los “profesionales del enfado”, esa gente que parece haber sacado un máster en gruñir y una licenciatura en miradas asesinas. 

Están por todos lados, les preguntas algo y te contestan como si acabaran de pisar una pieza de Lego con el pie descalzo. Haces algo bien y de buen humor y te miran como si les hubieras robado el oxigeno. Pides un café en la barra de tu cafetería preferida y ahí están, bufando y resoplando porque el camarero ha tardado dos segundos más de lo que esperaban en ponerles lo suyo. Y lo más curioso es que a menudo no parece haber una razón clara para tanto malhumor ¿Con qué están enfadados? ¿Con todo? ¿Con nada? ¿Están a dieta estricta? ¿Han hecho un pacto con un duende amargado? La verdad, no lo sé, pero siempre me he preguntado cómo será vivir con esa constante nube negra encima de tu cabeza. Estar todo el tiempo al borde del “ahora me enfado y no respiro” debe de ser muy agotador ¿No?

Ahora, lo malo no es que estén enfadados, que también, si no que tienden a convertir ese malhumor constante en un deporte de equipo, como si dijeran “Si yo estoy enfadado, tú también vas a estarlo, aunque te creas que es el mejor día de tu vida”. Y es ahí donde entramos los demás, las pobres victimas colaterales de su guerra contra el mundo, Da igual que tu entres a escena con tu mejor sonrisa y de un humor excelente, a la que te descuidas, ellos te lo barren de un soplido y te arrastran a su mal rollo. Y oye, que yo puedo entender que todos nos enfadamos alguna vez sin motivo real, pero una cosa es tener un mal día y otra, muy distinta es ir por la vida repartiendo amargura como si fuera pan recién sacado del horno. 

Entonces ¿Qué hacemos con ellos? Podríamos intentar solucionarlo, preguntarles si podemos hacer algo por ayudarlos o quizá regalarles un vale para un spa (aunque sospecho que probablemente también gruñirían por eso). Pero, siendo realistas, no está en nuestras manos arreglar su ceño fruncido. La vida ya tiene suficientes batallas como para intentar combatir a un ejercito de enfados ajenos, a pesar de que algunas veces intento obsequiarles con una sonrisa cálida y sincera. ¿Funciona siempre? No, pero bueno, si consigo que la cara se les suavice un milímetro, ya es una pequeña victoria.

Sinceramente, lo que pienso es que la vida ya puede ser lo bastante complicada como para que ocupemos nuestro tiempo, que es muy valioso, en buscar excusas para enfadarnos más y más. Que bastante nube negra tenemos ya encima con las facturas, los atascos y los días en los que no te sale un café decente ni por casualidad. Ríete más, enfádate menos y sobre todo no pagues tu enfado con los demás.    

Dia internacional del jefe

Para los que alguna vez se asoman por aquí, seguro que nos es ninguna novedad que de vez en cuando para mis posts tiro de los llamados ...